Guitarra y manos del señor Víctor Lemes anoche en Libertad 8 |
Hoy tenía pensando hacer en este "cuelgue" una crónica del concierto que nos ofrecieron anoche, en la Sala Libertad 8, SERGIO ALZOLA y VÍCTOR LEMES –por cierto fue una noche mágica de "canción de autor" en estado puro–, pero al final he tomado la decisión de aplazar esa crónica para mañana.
Enseguida voy a explicar cuáles son los motivos de ese aplazamiento, pero antes me apetece anticipar, al menos, dos imágenes del concierto de anoche.
Sergio Alzola. |
Víctor Lemes. |
Cuando anoche, ya un poco tarde, llegué a casa, encendí el ordenador para revisar rápidamente el correo e irme a la cama; estaba muy impactado por el concierto de Sergio y de Víctor –en el que también participaron Jesús Garriga, Fran Fernández, Kanka y María Rozalén–... De repente –tal vez influenciado por una conversación que mantuve ayer por la mañana con Luis Eduardo Aute sobre Carlos Cano y el colectivo Manifiesto Canción del Sur, de Granada–, me vino a la memoria una canción de Sabina que inicialmente también formó parte de aquel colectivo sureño.
La canción que me vino a la memoria se llama "Palabras como cuerpos".
Soy consciente de que es una canción que forma parte del primer LP de Sabina – "Inventario" (1978)–; disco del que a Joaquín no le gusta hablar... Pero... ¡que le vamos a hacer!..., a mi me parece un disco "iniciático" muy interesante, sobre todo desde el punto de vista poético.
En esa canción –«Palabras como cuerpos»– Joaquín hace una extraordinaria descripción de la generación de jóvenes que en los años setenta y ochenta reivindicábamos la libertad; de la durísima represión que sufrimos; y de las aspiraciones por las que luchamos, cada uno a su manera. Yo, por ejemplo escribiendo, y otros componiendo canciones y cantándolas, es decir, ejerciendo ese oficio mágico y no siempre fácil, y reconocido, de ser "cantautor" o "cantautora".
Anoche escuché la canción varias veces. Es de esas canciones que como decía Manuel Vázquez Montalbán fotografían suspiros que difícilmente pueden y deben olvidarse.
Al final tomé una decisión: colgar hoy esa canción en el blog y dedicársela –para que la escuchen, para que piensen en ella y, en algunos casos, para que aprendan– a los que hoy por hoy se llaman con orgullo "cantautores"; a los que rechazan ese etiqueta porque les parece aburrida y politizada; a los que son "cantautores" –con magníficas posibilidades y futuro– pero a los que sus "sabios productores" les quieren robar el nombre para que pierdan el tufillo "cantautoril"–¡cosa que no puedo entender y que, por supuesto, nada tiene de sabiduría!–; a los que se llaman "cantautores" y "cantautoras" pero que ignoran lo que es en reealidad ese género musical..., y, en general, a todos los que quieran cantar "como quien respira".
La canción de Sabina dice así:
«Recuperar de nuevo
los nombres de las cosas,
llamarle pan al pan
vino llamarle al vino
al sobaco sobaco
miserable al destino
y al que mata llamarle
de una vez asesino.
Nos lo robaron todo
las palabras, el sexo
los nombres entrañables
del amor y los cuerpos,
la gloria de estar vivos,
la crítica, la historia,
pero no consiguieron,
robarnos la memoria.
Ellos tienen también
cuerpo bajo la ropa
piernas, uñas, sudor,
vientre, mocos, colmillos,
manos que no acarician,
dedos que no se tocan,
sólo saben firmar
y apretar el gatillo.
Nosotros que queríamos
vivir sencillamente
hermanos de la lluvia,
del mar, de los amigos,
pronunciar las palabras que
vencen a la muerte,
buscar bajo tu falda,
alimento y abrigo.
Nosotros que queríamos
nombrar las amapolas,
decir viento, amanece,
rabia, fuego, decir
que si tu piel es costa
mi lengua es una ola
nosotros que queríamos
simplemente vivir
nos vimos arrojados
a este combate oscuro
sin armas que oponer
al acoso enemigo
más que el dulce lenguaje
de los cuerpos desnudos
y saber que muy pronto
va a desbordarse el trigo
y saber que muy pronto
va a desbordarse el trigo».
Pues eso, eso quisimos que fuese, y fue, la "canción de autor": una forma concreta y hermosa de reivindicar la vida y de luchar contra lo que nos la arrebataba ... ¡Ni más, ni menos!... Unos y unas lo hicieron mejor; otros y otras peor; pero, os lo aseguro, a todos y todas les unía –nos unía– un mismo objetivo: «QUERÍAMOS SENCILLAMENTE VIVIR, VIVIR LIBRES Y CON DIGNIDAD»... Por eso cantábamos... Y en eso seguimos....
Os lo cuento hoy, como dice Sabina en su canción, para que nadie se atreva a robarnos la "memoria" y, sobre todo, para que algún que otro ignorante relacionado con el mundo de la canción tome nota, aprenda, y actúe con menos ligereza y con un poquito más de seriedad y de rigor cultural... ¡FALTA NOS HACE!
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