http://diario16.com/el-opuestismo-justificate/
Está pasando. Es diario, a mi me pasó ayer, y antes de ayer, y el otro, y a ti probablemente también, si eres de los que opina, claro, porque si eres el típico que sólo opina por lo bajini te librarás del juicio. Pero si haces público un punto de vista, muy pronto serás víctima de la corriente de moda: “El opuestismo”.
Aunque también está la famosa figura del cómodo y simple silencioso que no alza su voz aunque le queme por dentro, o el que se queja de lo que ha leído pero en petit comité cual paparazzi criticón para no mojarse públicamente, para que “no vayan a pensar de mí que…” o “no sea que me vayan a juzgar”, en esta ocasión me refiero al opuestista, al que lleva por bandera esa corriente que me acabo de inventar, aunque siendo autocríticos, todos hemos sido opuestistas alguna vez (y me incluyo) pero fruto de un calentón reduccionista, no como filosofía de vida.
El opuestismo dícese de la doctrina que consiste en tachar a cualquier interlocutor de lo opuesto a lo que critica, ya sea un simple matiz o una opinión contextualizada.
Y como ni yo mismo sé definirlo bien, pondré algunos ejemplos para que se entienda mejor y nos veamos reflejados en estas situaciones que muchos viviremos diariamente:
Si tú criticas alguna medida del Partido Popular, automáticamente el opuestista te llamará Podemita, así en caliente. No Socialista o de Ciudadanos, no no, sino de lo radicalmente opuesto. Tal vez en frío luego matice y tú logres hacerle entrar en razón y le tengas que enseñar tu tarjeta de afiliado para que rectifique, pero su acto reflejo, su primera reacción, será esa. Pero ojo, que es simplemente por el hecho de discrepar con algo, da igual que tú simpatices con el mismo partido que acabas de criticar. Lo juro, he visto a votantes convencidos del PP criticando alguna gestión de Rajoy y siendo tachado de Podemita. Es ridículo y pese a su tristeza, me suele arrancar una carcajada cuando conozco a los protagonistas y sé la intrahistoria.
Obviamente a la inversa también pasa a diario. Si tú criticas alguna propuesta de Podemos, simplemente porque no te convence, ahí estará el opuestita para llamarte facha. No puedes discrepar en algún matiz, no; lo que diga una cúpula va a misa, ni se te ocurra cuestionarlo porque de repente te conviertes en lo contrario.
O feminazi, que también está de moda ese mote si defiendes los derechos de la mujer. ¿Que pones sobre la mesa los datos oficiales y nauseabundos de violencia machista en este país? ¡Feminazi! Ni siquiera estadista, o documentada, o simplemente feminista, no, feminazi, que es más polarizado aún, más despectivo, más opuestista. Pero ojo, que si cuestionas algún matiz de una opinión feminista, o aportas un punto de vista a modo de “y no crees que…?” ya eres un Machirulo, o Mansplaining.
Y es que para ellos no hay matices ni términos medios, no; solo verdades absolutas y éstas las maneja única y exclusivamente el opuestista, el oráculo que está por encima del bien y del mal. El que se ve con la potestad y la sabiduría suprema para colocarte a un lado o a otro, como si fueras un texto de Word que hay que justificar a la derecha o a la izquierda, y claro, entonces es cuando el que es juzgado se tiene que justificar, pero con la otra acepción del verbo.
“Messi no me parece el mejor jugador del mundo” irá acompañado de un “¡cállate madridista! y ¿quién es? Cristiano Ronaldo, ¿no? Psss Merengue”. Claro, porque no hay más jugadores, no está Iniesta, ni Silva, Ni Valerón… ni siquiera hay más equipos, no está el Sevilla, ni la Ud Las Palmas, ni el Alcorcón.
Es más, si no apoyas a la selección española serás para el opuestista un republicanito o un rojo de mierda, así con retintín; pero es que si la apoyas y vas a ver los partidos con la cara pintada y ondeando la bandera, no te lo pierdas, puede que seas un facha y un franquista y tú sin saberlo. El opuestista tiene esos poderes, te define y saca de ti lo que ni tú sabes que eres.
“Oye, que en Cuba hay una sanidad y una educación ejemplares”. Respuesta: “Pff ya habló el castrista revolucionario, ¿qué eres? ¿comunista?”
“Bueno, pero los EEUU tienen cosas positivas”. Respuesta: “cállate Tio Sam, yankees go home”. (Imposible no recordar aquí la obra maestra de Cuerda “Amanece que no es poco” cuando el alcalde escucha esa misma frase de los americanos y responde con un épico “Vete a la mierda, hombre”.
Por no hablar de que si dices que el Islam no es sinónimo de terrorismo, el opuestista te dirá: “¿qué pasa? ¿que defiendes el yihadismo?”
¿Te gusta la música clásica? ¡Pedante aristócrata! ¿Escuchas a Justin Bieber? ¡Comercial! Da igual el contexto. No importa que lo que quieras es escuchar a Justin cuando sales a bailar y lo compagines con Mozart cuando estudias. No te pueden gustar ambas cosas. Para el opuestista no hay escala de grises, ni otras opciones. Y así será como el opuestista tras leer ésto me etiquete en uno u otro lado.
¿Qué seré de entre todas estas etiquetas nombradas?